Primeros tres años de vida, fundamentales para la vida adulta: especialista
Los tres primeros años en la vida de un niño son fundamentales para su desarrollo futuro, debido a la madurez que registra el cerebro durante ese periodo. Sin embargo, muchos padres de familia desconocen la importancia de la educación durante esa etapa de la vida.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en un artículo denominado La importancia de los 0 a 3 años de edad, menciona que los efectos de lo que ocurre durante el período prenatal y durante los primeros meses y años de la vida del niño pueden determinar lo que pasará durante el resto de la vida, debido a que todos los componentes elementales del repertorio socioemocional de los niños, se aprenden y se establecen en esas primeras relaciones con padres, maestros y pares.
Algunos de los aspectos fundamentales que se desarrollan durante los primeros años tienen que ver con el lenguaje y sobre todo con las habilidades socioemocionales, es decir, de qué forma se relacionarán los niños con los demás y cómo aprenden a resolver sus problemas. En esta etapa adquirirán las competencias que depurarán y usarán en la edad adulta.
Por eso es importante que reciban la estimulación oportuna y balanceada en todas las áreas de su desarrollo. Sin embargo ante el desconocimiento de la importancia de esta etapa de la vida, lo más común es que los padres deleguen el cuidado de los niños pequeños a abuelos o familiares por encima de las instituciones especializadas en desarrollo infantil, una decisión que muchas veces se toma por tener la falsa idea que las necesidades del niño a esa edad únicamente están relacionadas con la alimentación el sueño y la higiene.
De acuerdo con datos del INEGI a través de la Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social (ENESS), del total de niños menores de siete años, hijos de madres trabajadoras, 31.1% se encuentran al cuidado de su abuela, 25.3% su mamá lo lleva al trabajo, 12.9% están en una institución educativa, 17.4% se encuentra al cuidado de su papá o de otro familiar, 9.4% son asistidos por una guardería (pública o privada), 2.8% lo deja con una persona que no es familiar, o bien, lo deja solo (0.5 por ciento).
Desde el año de edad ya se pueden percibir las diferencias entre un niño que ha sido estimulado de manera balanceada y uno que no lo ha sido. Un menor que ha estado expuesto a la interacción con otros niños y con una variedad de adultos en situaciones didácticas planeadas y organizadas, exhiben un repertorio mucho más sofisticado y complejo. Estas diferencias se harán cada vez más evidentes en la medida que el niño enfrenta mayores retos.
Todo esto está relacionado con la neuroplasticidad o plasticidad cerebral, que se refiere a la capacidad del cerebro de moldearse de acuerdo con las experiencias a las que ha sido expuesto. Es aquí donde el entorno y la atención durante los primeros años de vida cobran relevancia y se reflejan de manera relevante en el desarrollo del niño.
Las posibilidades para un desarrollo completo, armónico y balanceado se elevan de manera exponencial cuando el niño se desarrolla en un ambiente que respeta su individualidad, pero que le presenta las mejores oportunidades para una estimulación adecuada.
Es importante seguir abonando a la transformación educativa para que los programas básicos den un giro y no sólo tengan como prioridad los contenidos académicos, sino que tengan una aproximación más integral y se avoquen de manera enfocada al ámbito de las habilidades socioemocionales, sobre todo en la edad preescolar.