¿Por qué los papás tenemos la tendencia de etiquetar a nuestros hijos?

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¿Por qué los papás tenemos la tendencia de etiquetar a nuestros hijos?

Los padres queremos ver a nuestros hijos como un reflejo de nosotros mismos, buscamos siempre en qué se parecen y en qué se diferencian de nosotros. No sólo en lo físico sino también en su comportamiento.

Por otro lado, también nos preocupa que su desarrollo lleve un curso óptimo y vemos sus logros o fracasos como resultado de nuestra eficiencia como padres.

Estos dos factores nos llevan a las etiquetas positivas y negativas, en las que se reflejan no sólo la percepción que tenemos de nuestros niños, sino también las expectativas en cuanto a sus posibilidades y logros.

Estas etiquetas, lejos de ayudarnos podrían representar obstáculos de su camino e inclusive desafíos imposibles de superar, e incluso podrían tener repercusiones que se verán reflejadas en su autoestima y autoaceptación:

A continuación, te comparto algunos aspectos que debes tomar en cuenta para cambiar la forma en que te refieres a tus hijos:

  1. Las etiquetas no le ayudan a cambiar su conducta: Muchas veces, cuando observamos en nuestros hijos comportamientos que no son de nuestro agrado, nos referimos a ellos con adjetivos negativos. Sin embargo, esto no hará que un niño cambie su actitud, pues le estamos repitiendo una y otra vez la manera como no queremos que se comporten. En vez de esto, señálale específicamente qué es lo que tú consideras la conducta o la actitud correcta. Dale opciones a su comportamiento.
  2. Bríndale confianza y escúchalo. Si existe un clima idóneo de comunicación, tu hijo tendrá mucha más facilidad de expresarse y esta será la clave para conocerlo. Así sabrás lo suficiente sobre sus fortalezas y debilidades para poderlo ayudar a trabajar aquellos aspectos que representan una oportunidad para crecer.
  3. Enséñale a aprender de sus errores. Esta es una máxima que como adultos usamos para dar buen cauce al sentimiento que nos deja darnos cuenta que hemos cometido un error. De igual forma, podemos ayudar a nuestros hijos a obtener enseñanzas cada vez que se equivocan. Además, cuando un niño es consciente que sus debilidades pueden ser superadas, irá adquiriendo mayor confianza en sí mismo.
  4. Cuida tu lenguaje y expresiones. La forma de hablar y en cómo nos referimos a los niños es fundamental en la relación que tenemos con ellos. En ocasiones cuando queremos educar a los niños, no nos percatamos que estamos modelando precisamente las expresiones o los comportamientos negativos que queremos corregir, debemos de ser propositivos, no críticos, poniendo un poco más de atención en el lenguaje que utilizamos para darle un enfoque positivo y mostrarle las opciones que puede incorporar a su repertorio, poniendo en práctica y desarrollando su sensibilidad y capacidades.