No tienes que ser una “súper mamá” para ser la mejor mamá

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No tienes que ser una “súper mamá” para ser la mejor mamá

Si bien desde hace algunos años es mayor la presencia de las mujeres en roles laborales, aún no es posible desarraigar la creencia de que para ser una buena mamá, la atención de tus hijos debe ocupar la mayor parte de tu tiempo, además de cumplir con una serie de funciones de administración del hogar y las actividades propias de tu carrera profesional, convirtiéndote en una súper mamá, muchas veces a costa del propio bienestar.

Como mamás trabajadoras, lo mejor para nuestros hijos es que compartamos con ellos lo mejor de nosotros, ya que la tranquilidad y el bienestar se contagia y se percibe esencialmente a través del lenguaje no verbal, lo que sumará una serie de experiencias positivas a su educación y desarrollo.

Una de las características del ritmo de vida actual es saturarnos de tareas relacionadas con el trabajo y el hogar, tratando de equilibrarlas, dentro de un modelo de mamá multitasking con una tendencia permanente hacia la autoexigencia.

Aunado a esto, es común que las mamás que continúan con su trabajo profesional enfrenten sentimientos de culpa más complejos.

En ese sentido, una de las características de las nuevas mamás, pertenecientes a la generación millennial, es la tendencia a tratar de equilibrar las responsabilidades profesionales con las familiares (Encuesta Milennials Deloitte 2017).

Compartimos algunas estrategias para atender aquellas responsabilidades de la maternidad y la carrera profesional, sin descuidar tu propio bienestar en pro de una relación armónica con tus hijos.

1.- Crea redes de apoyo. Si bien una de las principales causas del sentimiento de culpa se origina por no poder ocuparse personalmente del cuidado de los niños, esta situación se mitiga en la medida que entiendas que los niños son los primeros beneficiados de formar parte de un centro educativo durante sus primeros años de vida. Por eso es primordial elegir un modelo integral de desarrollo, que comparta tus valores familiares y que esté compuesto por un equipo profesional capacitado para enriquecer la educación de tus hijos.

Por otro lado, también se recomienda contar con algunos familiares o personas de servicio confiables en quien sea posible respaldarse para el cuidado de los niños en caso de que, en alguna circunstancia, ninguno de los papás pueda hacer esa labor. Sin embargo es importante siempre tener presente que la educación de los niños es responsabilidad fundamentalmente de los padres.

2.- Define tareas del hogar y la crianza de forma equitativa con tu pareja. Considerando sus habilidades e intereses, ambos deben contribuir en los deberes del hogar para poder disfrutar de momentos en familia, que permitirá que los niños reciban un mensaje de colaboración y cooperación, que además de darles sentido de identidad por sentirse parte de un grupo, les hará ser conscientes de que en cualquier grupo social existen acuerdos de colaboración a cumplir para tener una mejor convivencia.

3.- No descuides el tiempo para ti y el tiempo para estar con tu pareja. Tener claro que cada uno de los papás necesita tiempo para sí mismo. Asignar tiempos para dedicarse al desarrollo personal es un aspecto importante para el bienestar, por lo que es necesario ser empáticos con los intereses de cada uno y respetar los espacios necesarios para el desarrollo de dichas actividades personales.

Además, es necesario también dedicar tiempo para la convivencia en pareja. Si bien cuando se tiene niños en un hogar donde ambos papás trabajan, el ajetreo del día a día puede llegar a restringir el tiempo para la convivencia en pareja, es primordial procurar espacios también para disfrutar y reforzar lazos.

4.- Vigila el significado de tiempo de calidad. Como mamás trabajadoras es muy fácil confundirnos con el concepto de tiempo de calidad, ya que podríamos dejarnos llevar justamente por la culpa y ser sumamente permisivas mientras estamos con nuestros hijos, en una búsqueda de compensación del tiempo que no pasamos con ellos.

No debemos perder de vista que las experiencias más productivas están en marcar límites sanos a nuestros hijos, un aspecto sumamente importante y que muchas veces se olvida los fines de semana o en vacaciones, donde solemos complacer a los niños en todos sus deseos, mientras perdemos la oportunidad de prepararlos para enfrentar los desafíos cada vez mayores de la vida diaria.

5.- Procurar un ambiente tranquilo dentro de tu hogar. Observa el nivel de ruido y confusión que sin querer se ha creado en tu hogar e identifica elementos que se puedan eliminar. Por ejemplo, no es necesario encender el televisor al llegar a casa. Intenta mejor dedicar esa atención a escuchar a tu familia. Evita situaciones de conflicto o momentos tensos. Por ejemplo, organiza cada actividad, como surtir la despensa para evitar alargar cada día con compras de última hora.

Apóyate en la tecnología para organizar tus compras y trámites. Existen diversas aplicaciones para hacer listas de pendientes, calendarizar pagos y agendar recordatorios, entre otras posibilidades.

6.- Practica el arte del acuerdo. Cuando negociamos con nuestros niños les ayudamos también a desarrollar habilidades para lograr acuerdos. En lugar de ver cada conflicto como un trago amargo, aprovechémoslo para negociar y acordar algo. Una vez llegado a un acuerdo, las consecuencias deben cumplirse para que los límites sean claros, exista certidumbre y disminuya la necesidad de negociar lo mismo una y otra vez. La consistencia de manejar conflictos como oportunidades y retos en lugar de obstáculos, les ayudará a manejarse con mayor confianza y tranquilidad.

Si diseñas bien tus redes de apoyo y mantienes la armonía del hogar, podrás lograr tu desarrollo personal y profesional y tus hijos serán los primeros beneficiados con tener unos padres realizados, satisfechos, plenos, en una palabra felices.